LA PRIMAVERA DE MENORCA
Si conoces Menorca sabrás que entre otras cosas fascina por la diversidad de sus paisajes y rincones, no hay dos lugares iguales en la isla. Si eres observador seguro te habrás dado cuenta de los cambios de paisaje en pocos kilómetros. Lo diferentes que son las calas del norte con la costa sur, la flora y fauna de los barrancos en el sur, los humedales del norte y los bosques de pinos y encinas repartidos por la isla. Y por si fuera poco, los paisajes de Menorca no solo varían en función de la zona: el tipo de roca, orografía, vegetación y condiciones climatológicas, lo que en consecuencia da lugar a los diferentes ecosistemas, sino que además la fotografía varía dependiendo de la época del año. Las estaciones del año acentúan la personalidad de la isla. Lo diferentes que son las calas del norte con la costa sur, la flora y fauna de los barrancos en el sur, los humedales del norte y los bosques de pinos y encinas repartidos por la isla. Si visitas Menorca en verano la conocerás en su estado más árido. Si la exploras en otoño descubrirás una Menorca sorprendentemente viva, donde la lluvia da paso a los primeros brotes verdes. Si la viajas en invierno, sentirás su humedad y verás los colores más fríos de todo el año, y en primavera Menorca es una explosión de aromas y un lienzo para la naturaleza. La primavera es una de las estaciones del año favoritas para muchas personas de esta parte del hemisferio, porque se pasa del frío del invierno a la calidez del entre tiempo, pero sobre todo por el despertar de cientos de especies de insectos, aves y animales, y especialmente por el brote de las flores. Es cuando ocurre el primer periodo de lluvias del año, lo que hace mantener frescos los campos y además la llegada de la temperatura cálida da paso a la eclosión de colores y olores. La isla está especialmente bonita en esta época del año. Llama la atención la cantidad de plantas con sus hojas, flores y algunos frutos que despiertan durante marzo, se exhiben durante abril y mayo y se despiden con la llegada del verano. Diferentes especies que se dejan ver por todas partes, dependiendo de otros factores que ya sabemos, como la exposición al viento, la salinidad, el relieve o los nitratos en el suelo que varía por su composición geológica. Pero solo con darse un paseo por los caminos secundarios del interior de la isla ya es toda una experiencia. Por ejemplo, sorprende la altura del tallo del hinojo y su color amarillo vivo, de los gamones o caramuixes en menorquÍn, y el blanco de sus flores. De la forma tan perfecta de flores tan pequeñas como las campanillas de primavera flores de a familia del Limonium o lavandas de mar. La composición que crean las flores de los ajos de las Amarilidáceas o la vinagrella o zulla en contraste con el verde de los prados. Llama la atención la cantidad de plantas con sus hojas, flores y algunos frutos que despiertan durante marzo, se exhiben durante abril y mayo y se despiden con la llegada del verano. Cerrar los ojos y respirar profundo es llegar a las aromáticas, al tomillo, el romero, la melisa, la santolina o manzanilla de Mahón, o la Menta del agua que resisten hasta la entrada del otoño. La belleza de las bocas de dragón, narcisos, rosellas y crestas de gallo, y la gran variedad margaritas que van creciendo en su turno de floración. Los colores suaves de las flores de los cardos que atenúan la agresividad de su apariencia. Y las orquídeas, sus colores y formas sinuosas, como la abejera amarilla o la roja, la mosca negra o azul o la Orquídea Balear que es un endemismo de lo más curioso. Estas son algunas de las flores que dan vida a la primavera de Menorca, y como con todo, cada faceta de la isla y su estación tiene sus seguidores y detractores. Pero sinceramente, al equipo de Menorca Discovery nos gusta Menorca siempre, en cada uno de sus ciclos, más seca, más húmeda, más gris o más viva. De Menorca nos enamora cada uno de sus estados, y es que cada estación tiene su particularidad y su encanto. Solo hay que saber observarla, sentirla y disfrutarla.